El marketing de afiliados es mercadeo basado en rendimientos, en el que un socio externo (afiliado) recibe una comisión por un resultado específico para un comerciante o anunciante.

El resultado puede ser una venta, un formulario completado por un prospecto, un usuario que inicia un período de prueba gratis o, incluso, cuando un nuevo suscriptor de un boletín.

REPARTO

Este modelo se fundamenta en el reparto de ingresos.

Si tienes un producto y quieres vender más, puedes ofrecer un incentivo económico a los anunciantes a través de un programa de afiliados.

por el contrario, no tienes productos y quieres hacer dinero, entonces puedes promocionar un artículo de valor con el que creas que puedes ganar unos ingresos como afiliado.

Según el “lado” en el que estés, tendrás unas responsabilidades u otras.

ACTORES

Los actores más conocidos son tres: anunciantes, afiliados y clientes.

A los anunciantes a veces se le conoce como creadores, vendedores, marcas o retailers. Es la parte que crea el producto, que puede ser un bien o un servicio.

El anunciante puede ser una empresa –grande o pequeña- que vende un único o muchos productos, como una cervecería artesanal, exclusiva, de una sola marca y sabor o, una bodega, que vende distintos tipos de bebidas alcohólicas; pero, pero, también puede un único individuo (profesional o no) que ofrece uno o más bienes o servicios. Por ejemplo, Álvaro Ríos, diseñador, que ayuda a potenciar negocios de marcas y profesionales marketing de contenidos, Social Sharing, e mail marketing y publicidad online, entre otros servicios.

Desde emprendedores individuales hasta grandes empresas, cualquiera podría ser el anunciante detrás de un programa de marketing de afiliación. Ni siquiera tendría que participar activamente; sólo tendría que contar con un producto para vender. Se apoya en la plataforma de afiliación para aumentar su ratio de conversión con estrategias de branding, e-commerce o captación de leads.

Los afiliados también comprenden desde individuos únicos hasta compañías. Los identificamos con los espacios online que albergan un contenido específico y segmentado, de baja o alta calidad, que buscan obtener ingresos a través de la incorporación de publicidad.

Sea como fuere, aquí es donde se produce el marketing.

Un afiliado promociona uno o varios productos e intenta atraer y convencer a los clientes potenciales del valor del producto del anunciante, con el objetivo de que lo acaben comprando. Esto se puede conseguir a través de content marketing, comparadores, agregadores de ofertas o códigos promocionales, cashback, virtual currencies, publicidad display, etc.

El cliente o consumidor final navega por Internet y es impactado por publicidad en webs relevantes para él. Es el objetivo de todas las acciones de marketing y hace que el sistema de afiliación tenga sentido. Y es que, sin ventas, no hay comisiones ni ingresos que repartir.

El afiliado trata de captar al consumidor por cualquier canal que considere adecuado: una red social, un anuncio online, el contenido de un blog, etc.

Que los consumidores sepan que son parte de un sistema de marketing de afiliación o no, normalmente es cuestión de los afiliados. Algunos optan por dárselo a conocer a sus usuarios, y cada vez son más los que prefieren ser transparentes acerca de este tema; pero otros no tanto.

Éstos dejan que el sistema de seguimiento trabaje «en la sombra», mientras que el consumidor continúa el proceso de compra como de costumbre y el afiliado sigue percibiendo una comisión.

Sólo algunos consideran la network (red) como parte de la ecuación del marketing de afiliación. Sin embargo, creemos que es necesario pues, en muchas ocasiones, una network funciona como intermediario entre el afiliado y el anunciante.

Esto ocurre, por ejemplo, cuando el anunciante sólo gestiona su programa de afiliación en una red. De ser así, los afiliados tienen que pasar por esa red obligatoriamente para poder promocionar el producto. Entonces, la red de afiliación también sirve como una base de datos de una gran cantidad de productos, de los cuales el afiliado puede elegir cuál promocionar.

RETORNOS

Existen fundamentalmente cuatro formas o tipos de promoción para el marketing de afiliación.

Estas se definen por la manera como se contabilizan resultados y la forma en que se paga al afiliado.

En el modelo de Coste por Clic (CPC) se remunera al afiliado por clic conseguido. Es decir, el afiliado gana dinero cada vez que alguien pulsa en el banner, pop-up, o cualquier otra forma de publicidad que esté en exhibición en su blog, e-commerce o redes sociales.

Si tú eres el del e-commerce o la marca, lo que sueles buscar cuando ofreces afiliación al CPC es tráfico. Pagamos a los afiliados para que nos manden tráfico a nuestro e-commerce.

Por eso, es vital que si elegimos el formato CPC nuestro e-commerce sea perfecto desde un punto de vista técnico, pues somos nosotros los únicos responsables de conseguir convertir ese tráfico en ventas.

Soluciones como Shopify son ideales en estos casos, pues te ofrecen una plataforma testada y probada por millones de negocios en todo el mundo, que es capaz de convertir el tráfico en ventas.

En el Coste por Acción (CPA) se paga pagamos al afiliado utilizando un pixel o criterio de conversión para determinar si los usuarios realizaron una u otra acción en el e-commerce o página de ventas.

En este modelo, el afiliado deriva tráfico, pero además indica a estos usuarios que deben realizar una acción: rellenar un formulario, hacer click en un cupón virtual, dejar su email o cualquier otra acción en la web o e-commerce al que llegan.

Este tipo de campaña es ideal para crear bases de datos y generalmente apuntan a pedirle al afiliado que indique a los usuarios que deben dejar su email a cambio de beneficios como descuentos o productos exclusivos.

Se paga al afiliado por acción conseguida. Esto significa que, siguiendo nuestro ejemplo del email, se le paga por cada nuevo email que conseguimos.

En el Coste por Mil Impresiones (CPM) no significa obligatoriamente que se paga al afiliado cada mil impresiones exactas. El calcular el coste por mil, es la medida estándar, pero no es la única.

Es un formato donde se paga por alcance -por lo que se conoce como reach en inglés- y se utiliza sobre todo cuando la campaña está orientada a construir o posicionar una marca o producto nuevo.

Con el CPM, se paga al afiliado por una cantidad de impresiones -la que se acuerde- que consiga. Y las impresiones son la cantidad de usuarios individuales que ven el anuncio a través de ese afiliado.

Coste por Venta (CPV) es el último formato y, sin duda alguna, el más evidente: se paga al afiliado por cada venta que canaliza.

Aunque resulta sumamente claro saber cuándo debemos pagarle, también es cierto que este formato es quizás el más delicado de poder cuantificar.

Para ello es necesario crear sistemas que sea 100% efectivos para contabilizar la venta.

Por ejemplo, códigos promocionales – únicos o de serie – que nos permitan saber que ese comprador efectivamente vino referido por determinado afiliado.

Las UTMs ligados a enlaces únicos por cada afiliado son también una excelente opción.

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